Fragmento del prólogo por Anónimo Hernández:
Yo tampoco quiero ser mexicano
En realidad yo sí quiero ser mexicano, este título sólo lo escribo en solidaridad a mi amigo, el autor de este libro, sobre todo porque me temo que lo van a tundir como en la edición anterior. Cómo olvidar aquella presentación cuando tres viejitas lo acorralaron para lincharlo blandiendo tenedores robados del Sanborns:
—México ech un paraícho, animal —gritó una.
—Chi no te gutta, lággate, apáttida —sentenció otra, sin su dentadura postiza.
Entonces comienzo diciendo a Mauricio Bares que le deseo la mejor de las suertes y le doy mi bendición. No puedo darle la de mi mamá porque ella era la tercera viejita, la autora intelectual del ataque.